¿Cómo germino mi semilla?
Una semilla contiene toda la información genética para que la planta sobreviva y es importante brindarle las mejores condiciones para que pueda crecer sana y fuerte. La semilla empieza a actuar cuando la misma es hidratada, por lo que el agua es fundamental para poder llegar a germinar tu semilla. No obstante, no es lo único que la semilla necesita, si no que la temperatura juega un factor clave, ya que una temperatura de 20 – 26 °C le va a indicar a la semilla que hay buenas condiciones en el exterior para que la misma se desarrolle. La temperatura, junto con el agua van a hacer que la semilla se active y la cascara que la protege se vuelva más blanda.
Las raíces son sensibles a la luz, por lo que la oscuridad es importante para garantizar una correcta germinación.
La semilla también necesita de oxígeno, por lo que es necesario abrir nuestro germinador para renovar el aire y que tenga así una correcta oxigenación.
Teniendo todo lo anterior en cuenta, ahora vamos a ver que métodos podemos utilizar para germinar nuestra semilla de una forma efectiva.
Es el método más económico y sencillo de realizar, siempre y cuando generemos el ambiente adecuado que la semilla necesita. Para germinar de esta forma necesitamos nada más que:
Vamos a colocar de 5 a 6 servilletas en el plato o tupper y las vamos a humedecer con el pulverizador (con agua templada), estas servilletas van a funcionar a modo colchón para nuestras semillas. Luego de humedecer (no empapar) las servilletas, vamos a colocar las semillas, dejando un espacio entre ellas para que no se enrienden las futuras raíces y nos sea más fácil su manipulación. Después de colocar las semillas vamos a poner por encima de ellas otras 5 a 6 servilletas y la vamos a rociar con agua templada hasta humedecerlas. A continuación, colocamos el otro plato por encima o ponemos la tapa si usaron tupper, para brindarle oscuridad y mantener un ambiente húmedo.
Y listo, ahora queda observar la evolución de las semillas y la humedad del papel, en caso de notarlo seco, pulverizar agua hasta humedecer. Las semillas no siempre germinan a la vez, por lo que recomendamos trasplantarlas cuando la raíz (radícula) tenga entre 1- 1,5cm.
Una vez que haya salido la radícula es hora de trasplantarla a tierra. Tenés que regar la tierra y hacer un agujero en el sustrato o medio de cultivo, de la profundidad de la raíz y colocar la semilla (con la raíz hacia abajo), dejando la semilla o las dos primeras hojas (cotiledones) justo sobresaliendo del medio de cultivo. Se recomienda utilizar estimulantes de raíces durante las primeras semanas de crecimiento desde que plantamos las semillas, ya que así se facilita enormemente el desarrollo del sistema radicular y con ello el crecimiento de las plantas.
Para germinar directamente en tierra, hay que prepararla para que reciba con las mejores condiciones a la semilla que luego se va a convertir nuestra sagrada planta.
Vamos a humedecer la tierra o sustrato con agua (preferentemente preparada con estimulante de raíces) y con un PH de 6.2-6.5. Luego de humedecerla vamos a hacer un agujero de 1 a 2 Cm y colocamos la semilla dentro, después rellenamos el agujero con más tierra (previamente humidificada) y listo, ahora solo queda esperar hasta que la semilla germine. Es importante mantener la humedad, pero sin sobrepasarnos de agua ya que podemos provocar que la semilla se ahogue.
Con este método reducimos el estrés de la planta, ya que no requiere de manipulación en su estado más débil como lo es en el método de la servilleta. A demás que es el método que tiene de nacer la planta en la naturaleza.